No es Filomena…es Mortadela 🌈
Cada vez que he visto en las televisiones (me ocurrió al menos en dos), el rótulo “No es Filomena” en relación a la dana que iba a barrer España como primer síntoma del invierno, durante la semana pasada, me ha venido a la cabeza la palabra Mortadela y la figura del calvo personaje de cómic de Ibáñez.
Más allá de paranoias mías, como si hubiera comido setas de monte de las que te hacen ver gnomos, trolls y mofetas, este fin de semana terminó llegando a Euskadi y dejando frío, lluvia y granizo. Todo ello con el aderezo de rayos y truenos.
En el norte estamos ya casi en formato invernal. Celebraciones en torno a la castaña, ese fruto delicioso -especialmente asado al carbón- que la naturaleza regala de forma silvestre, aunque las clásicas castañeras de los pueblos y los más modernos castañeros venidos del otro lado del mar, nos venden en cucuruchos, previo peaje. Aunque de toda la comida que se venda en las calles, incluidos los socorridos churros sean, con diferencia, el alimento más asequible.
Sabemos que el otoño está en su momento más crudo porque se nos ha ido alguien con quien algunos tenemos, casi, coincidencia generacional: Almudena Grandes. No añado nada. Hoy podréis leer y escuchar muchos panegíricos a una mujer que, ideologías a un lado, consiguió mantener su independencia de estructuras partidarias y pensar de forma libre en lo político y periodístico, mientras seguía con la mejor literatura del cambio de siglo. Desde aquel “Las edades de Lulú” que recreaba la transición a través de la evolución sexual de una mujer. El premio La Sonrisa Vertical -fantástico nombre- me la dio a conocer. Hoy esta muerta. Descanse en paz.
Rivalidad por ser el lugar más tormentoso de la Tierra ⚡️
Nos hablan del Nilo Blanco en la Humboldt Society. Su viaje, antes de encontrarse con el Nilo Azul en Sudán y, sobre todo, su fluir por la región de los Grandes Lagos en en el centro de África. Para afrontar las próximas fechas en que a todas y todos nos van a poner nerviosos con la variante Omicron y Sudáfrica; tiempos en los que volveremos a imaginar África como tierra de desdichas y origen de males, conviene traer aquí -no se si conviene, pero me apetece- la historia del lugar del mundo con más tormentas del globo.
Dicen que es Kampala, en Uganda, a orillas del lago Victoria, cuya masa de agua, más el calor, sería el origen de toda esa actividad tormentosa (240 días tormentosos al año), visible desde la Estación Internacional, donde parece que se investigan estas cosas.
El otro lugar que se propone a sí mismo como candidato para tan molesto fenómeno (no para dormir…nada más delicioso para dormir que una tormenta a lo lejos y el granizo sonando en la calle) es otro lago, el Maracaibo, en Venezuela (me vienen a la cabeza La Unión). Junto a Maracaibo y el río Catacumbo, la Gran Sabana de Venezuela.
La conclusión de los científicos es que los miles de millones de rayos que caen cada año, lo hacen sobre todo en las zonas montañosas de las regiones ecuatoriales de nuestro planeta. Pero yo solo veos lagos tropicales, misteriosos, alumbrados por relámpagos que preceden al trueno y a lluvias torrenciales (aunque a veces las peores tormentas eléctricas sean totalmente secas).
El euskara en mil palabras 📱
La semana pasada me dejé la forma más arcaica (y gracios/curiosa) en que los vascos comenzamos a llamar en euskara a los teléfonos móviles. Me lo ha recordado un lector euskaldun, siempre al quite: segapoto. No. Nada que ver con consolas japonesas. El segapoto era una piedra de afilar las hoces y guadañas de segar, que se transportaba en una funda de cuero en la cintura. Adivinad el origen del nombre.
Epílogo 🔚
Lo voy mencionando en el Bala Extra diario. La Navidad se acerca. Estamos tocando con los dedos de la mano el momento en que la Madre Tierra de muestra más adormecida en este hemisferio norte. Por contra, alumbrada por el sol, se acerca a su cenit de actividad en la zona sur del ecuador.
Por cierto, acudid al Bala Extra-Edición Semanal de este viernes. No os arrepentiréis