Las grandes preguntas y el podcasting "de comunidad"
Quizás sea la edad, pero me das un sombrero vaquero y me siento John Dutton en Yellowstone
La vida sigue acelerándose dentro. Fuera, todo cambia.
Si en la década vital de los 50 estoy sintiendo que la vida se acelera (sensación compartida con otros cincuentorros y cincuentorras de mi entorno real o virtual), en los últimos tiempos estoy también percibiendo un nuevo síntoma: muchas cosas -y también muchas vidas- cambian a mi alrededor.
Lo veo en el trabajo, donde las cuestiones que abordamos son cada vez más complejas y abundantes. Como síntoma de una comunidad o un mundo, que se despierta de un letargo de varios años, con una resaca importante. Quizás, dirían psicólogas o psiquiatras, con un shock postraumático evidente.
Lo veo también en ese entorno, sea real o virtual, que habito. Muchas vidas van al límite y nuestro sistema económico nos obliga a elegir, a menudo, entre nuestra vida personal o familiar, con su amor, los cuidados de los demás y el tiempo individual, y el éxito o las preocupaciones económicas o profesionales.
Permitidme que sea, aún, un poco críptico, pero en año y medio se jubilará quien da las órdenes en mi trabajo, y no descarto que mis seis últimos años de vida profesional den un giro inesperado. El viernes me confirmaron el primer elemento para que eso se pueda producir. Aunque es un proyecto a dos años vista, los pasos pasan. Y no, no es un clásico cambio de trabajo de los que habéis vivido antes conmigo o un ascenso. Cuando pueda contar más, lo haré. No habrá nada definitivo en este casi año y medio que queda, pero si vais atando cabos con lo que compartiré en Bala Extra (BEX) en las próximas semanas y hasta antes del verano, todo estará ahí. Como en las series bien guionizadas, en donde los elementos para la resolución de la trama no salen en el último momento de una chistera de mago, sino que están encima de la mesa.
En todo caso, a ratos me siento como el personaje de John Dutton, del rancho Yellowstone, en la serie del mismo nombre en SkyShowTime. Aunque me considero un hombre de mi tiempo (baby boom, final de siglo y primera parte del actual, con muchas dificultades para seguir en la tierra cuando llegue el ecuador del siglo XXI), a la vez, empiezo a sentir que vivo un tiempo que tiene otros dueños, otros protagonistas. Y me siento bien. Creo que empiezo a entender el ciclo de la vida. Y por lo tanto, también el de la muerte.
Más armarios que en IKEA
Hace dos días, en el BEX de los viernes, pódcast conversacional a modo de propina para los muy cafeteros/as del BEX de 12 minutos diario -que voy a intentar limitar a 40 minutos para que no se os acumulen y porque dicen los estudios que la mayoría de los oyentes prefieren pódcast de 10 a 30 minutos, aunque creo que son “otros oyentes”-; pues eso, que hace dos días, Fede Andrade, amigo, oyente de tiempos del Guiller y Yo y colaborador del programa desde Veracruz (México), salía de su particular “armario” al contarnos su diagnóstico de autismo.
Ha sido un precioso episodio, lleno de generosidad y verdad, porque Fede cuenta las cosas igual que Brasil juega al fútbol: bonito. No será el único amigo que use el BEX para salir de su armario del alma o del cuerpo. Pero ha sido el primero y nos ha demostrado a todos lo poderoso que es el podcasting “de comunidad”. Un término que me viene cada vez más a la cabeza y del que hablo más abajo, para acabar esta cartita a la que estás suscrito o suscrita.
Una de mis conclusiones de ese episodio: nuestra vida tiene más armarios que el IKEA. Y como en el IKEA, son armarios que vienen desarmados, que la vida, el entorno social o la familia nos montan, en el que muchos nacen, viven y deciden morir. Pero otros y otras deciden salir, dejar dentro a los demonios del interior de un armario en las pesadillas de nuestras “crianzas” -qué forma tan bonita tienen en Portugal de denominar a niñas y niños- y rompen moldes y cadenas. A veces con enormes costes personales. Pero lo hacen. Enhorabuena por ello.
Sigo críptico, lo se. Pero en un tiempo volveré, citando esta Niusleter, y uniréis los puntos hacia atrás.
Podcasting de comunidad
Mi pequeña aportación al podcasting en castellano, además de mi obra podcasteril, quiere pasar por dejar algunas huellas. Algunas no las marco yo. Son de cajón de madera de pino. Como usar pódcast, así con tilde (e igual para el singular que para el plural, sin añadirle una “ese”) o mentar como “podcasting de comunidad” a lo que yo hago. Y como yo muchos otros.
Ayer sábado tomé parte en la grabación del debate para el Promopodcast del 31 de marzo -ahora te esperas al estreno el viernes-. Creo que es la primera vez que menciono en público el concepto como sinónimo de podcasting independiente, podcasting amateur o-el más reciente- podcasting ciudadano. (Joder, cómo me gusta tomar parte en Promopodcast, al que tanto debo).
Y, añado más, no es necesario tener una comunidad formal en Telegram o Discord para llamarlo así. De igual manera que sí tener esas comunidades no convierte al podcasting de alguien en “de comunidad”. En esto, el concepto comunidad tiene más que ver con la fidelidad, el sentimiento de pertenencia, el feed para poder universalizar su escucha en cualquier app de escucha y, en la mayor parte de los casos, aunque no siempre, en la gratuidad o -al menos- en la falta de intermediarios en el intercambio monetario entre el autor y los suscriptores en esas comunidades.
Y hasta aquí. El domingo de ramos estaré ya de vacaciones hasta el martes de Pascua. No habrá Niusleter Santa, ni BEX los días de vacaciones (incluido el sagrado Lunes de Pascua vasco). Hasta pronto y gracias por todas las nuevas suscripciones que han llegado en considerable volumen desde diciembre.
También gracias a los que han estado y que, al encontrar esta Niusleter su tono, se dan cuenta de que no es lo que fue y no es ya lo que esperan. Es un BEX de papel.
Felices Pascuas, si las celebras y, a mis lectores de religión musulmana (los tengo), “Ramadán mubarak”.