Debemos ser dueños de nuestras vidas
Nada peor que sentirse encarcelados, sin haber cometido delito
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Victimizarse es una mala idea. Nos hunde en un hoyo del que se sale con dificultad. Los más viejóvenes quizás recordéis al pollito Calimero, al que siempre le salían las cosas mal, ponía carita de pena al finalizar ese episodio con su medio cascarón eterno en lo alto de la cabeza , como de polluelo recién nacido, y decía “es una injusticia”.
Ni justicia, ni injusticia, ni suerte ni mala suerte. Hay justicia (¿la hay?), hay injusticias y buena y mala suerte. Pero no podemos definir nuestra vida, yo, al menos, no puedo definir la mía, como un “qué mala suerte” o “es una injusticia”.
Mi vida ha sido y está siendo buena. Afronto mis problemas con mi mejor entender, no siempre bueno, pero no puedo seguir mirando alrededor y, sobre todo, no puedo dejar que las bridas de mi montura estén en las manos de otras personas.
En casa tenía un viejo libro de Manuel J. Smith. Por aquí está disponible (enlace no patrocinado). Se llamaba “Cuando digo no, me siento culpable”.
La vida está llena de condicionantes. Y se que puede parecer obsceno por mi parte compartir según qué cosas, cuando hay personas que no tienen trabajo, o no lo pueden elegir. Pero mi situación vital es la mía, no es la de otros, aunque empatice con ellos. Por eso me atrevo a afirmar que decidir cambiar y atreverse a plantearlo es algo necesario para dejar de sufrir.
Decirle a tu jefa, como yo he hecho esta semana que me siento maltratado en la relación profesional. Me siento orgulloso. Pero me preocupa. Parece que es una pauta que se repite. Y, sea porque mi punto de vista está distorsionado, y ese maltrato no es tal, sea porque tiendo a repetir esquemas y acabo trabajando para gente a la que le pongo en bandeja el abuso…Houston, tenemos un problema.
En estos términos podemos hablar de pareja, de hábitos, de trabajo y hasta de país de residencia. Si nuestra vida nos lo permite, deberíamos ser capaces de estirar lo más posible el chicle de nuestra libertad de elección.
Esta no es una Nius normal. Igual has llegado hasta aquí buscando otra cosa. La semana que viene volverá la Nius clásica. Pero en esta necesitaba contarte que estoy rompiendo aguas. Que necesito parirme de nuevo. No solo en lo laboral. Y que quiero acabar 2021 habiéndolo hecho.
Quizás es un pensamiento o un sentimiento pospandémico. Si fuera así, con toda la cautela y teniendo presente el dolor y las pérdidas que ha supuesto, bienvenida haya sido la panmdemia. Que se vaya cuanto antes. Y que deje en mí, la huella del cambio. Un cambio real, no solo imaginado.
Un buen amigo, psicólogo y gran profesional, me decía que en una separación, casi siempre hay alguien que se enfada. Que resulta muchas veces inevitable si el otro siente que se le abandona. Creo que es mejor el enfado por ese motivo, que el dolor por no reaccionar a tiempo. Es curioso que en el intercambio de pareceres de esta semana, yo haya expresado mi sentimiento de maltrato a mi jefa y ella me haya dicho que se siente abandonada. Volved a leer las dos primeras frases de este párrafo.
Hasta la semana que viene. Se avecinan cambios gooordos.
Las fotos 📷
He vuelto a cortarme el pelo en peluquería después de 19 meses. Hoy mismo, sábado 18 de septiembre a las 9:30. En esta foto aún no me he arreglado la barba. Ni me he dado la ducha de rigor, ni mi cera American Crew con olor a melón y la cara de Elvis en la tapa del tarro. Por eso hoy no hay una foto. Hay dos.
Porque sí. Yo lo valgo. Todos y todas lo valemos. Disculpad el tufo de autoayuda de esta Nius. Necesitaba compartirlo por aquí también. La semana que viene, insisto, volvemos al registro habitual.